DESCRIPCION 
              La harina 
de chía elaborada a partir de la semilla entera es uno de los alimentos 
que aportan de manera más eficiente el ácido graso omega 3 (ω-3). 
Químicamente es posible que este ácido graso esencial se transforme en 
el ácido eicosapentaenoico (EPA) y luego en el ácido docosahexaenoico 
(DHA). 
Ambos,
 el EPA y el DHA, se hallan especialmente en pescados con alto grado 
contenido de grasa, como el jurel, el atún y el salmón. También existen 
fuentes vegetales del ácido alfa-linolénico, como las semillas de lino y
 las nueces. 
La
 chía posee un elevado contenido en ω-3 (68 %), superior al de la otra 
fuente vegetal rica en este ácido graso, la linaza, que tiene (57 %). 
Estas semillas no presentan  uno  de los principales problemas asociados
 a las fuentes de ω-3 de origen animal: el sabor a pescado. 
Al
 ser ingeridos, tanto el EPA como el DHA pasan a formar parte de los 
fosfolípidos que conforman las membranas celulares y dan origen a 
productos con amplias propiedades antinflamatorias y citoprotectoras. 
Además, ha sido comprobado que los omega 3 reducen el riesgo de sufrir 
enfermedades cardiocoronarias.
La
 harina de chía mejora el tránsito intestinal y combate el 
estreñimiento, por ser un producto rico en fibra. La fracción 
mayoritaria de la fibra que contiene la harina de chía es fibra 
dietética  insoluble, en especial celulosa, hemicelulosa y lignina. 
La
 fibra insoluble es poco fermentable y aumenta la masa fecal debido a la
 fracción no digerida y a su capacidad para retener agua. El consumo de 
fibras insolubles se ha asociado a la sensación de saciedad, puesto que 
al absorber agua, ocupa un espacio en la cavidad estomacal. Además, 
disminuye el riesgo de diabetes.
La
 presencia de mucílagos en la chía hace que la harina sea usada como 
sustituto del huevo en recetas veganas. La goma que se extrae de la 
fibra dietética de la chía se puede usar como aditivo alimentario para 
mejorar propiedades funcionales en una preparación.
Hasta
 los momentos no se ha encontrado evidencia que indique que el consumo 
de chía tenga efectos adversos para la salud o interactúe con 
medicamentos. La presencia de antioxidantes en la chía hace que la 
harina tenga una larga vida útil, siempre y cuando sea almacenada 
correctamente.